martes, 23 de enero de 2007

A quién le importa

¿Sabe usted quién es Jane Goody?
Si no, no se preocupe. No necesita saberlo.
Jane Goody es una participante en la versión actual de Big Brother en Inglaterra. Como en otros países, el Big Brother británico, producido por la holandesa Endemol, tiene una versión para "estrellas" y Jane Goody es una paradoja: es una estrella que se gestó, justamente, en una edición pasada del voyeurista programa.
Jane se metió en problemas cuando durante las grabaciones del programa se dedicó a maltratar a una participante hindú, una famosa estrella de Bollywood. Entre los desprecios, la Goody se burló del nombre impronuciable -- para ella -- de la bollywoodense.
Usted dirá, ¿y? Bueno, el asunto se volvió un escándalo internacional cuando un ministro inglés fue vapuleado con duros cuestionamientos sobre el gen racista de los británicos durante una visita a la India. En Google Noticias -- en español--, por ejemplo, una búsqueda reciente de 'Big Brother Jane Goody' da 152 resultados.
CNN Internacional y Sky News -- canales disponibles en toda Europa -- dedicaron la semana pasada horas y horas de cobertura al asunto, culminando con la noche en que Goody fue expulsada del programa. Ambas cadenas desplegaron a corresponsales a cubrirlo en vivo. La cobertura incluía dos o tres analistas que comentaban cuán racista es la muchacha y analizaban si estos desplantes tienen su origen en una condición innata de los británicos.
¿Fue racismo o no?
Más bien, la pregunta es: ¿es Big Brother el laboratorio indicado para analizar y debatir los problemas de una sociedad?
Ya Steven D. Levitt, investigador de la Universidad de Chicago y co-autor del libro Freakonomics, dedicó tiempo a analizar el potencial de discriminación en la TV, enfocándose en los participantes del programa The Weakest Link, un juego en donde los concursantes votaban para expulsar a los otros. Levitt no encontró evidencia de discriminación hacia afroamericanos y mujeres y tan sólo poca evidencia de discriminación contra los hispanos (ver documento). Si acaso, el esfuerzo de este investigador tiene una base científica y no pretende definir a toda una sociedad.
Pero el inútil debate -- y las cientos de horas al aire perdidas -- dedicado a Big Brother la semana pasada hacia lo que, de entrada, era un dudosísimo caso de racismo en TV hace cuestionar duramente el sentido, relevancia e impacto de las noticias y los medios. ¿Por qué docenas de sitios en español levantaron lo que evidentemente es una no-noticia? ¿Qué interés podía tener el mundo hispano en un asunto que, de entrada, era un evento prefabricado para el consumo del mercado británico y, si acaso, el hindú? ¿Por qué, pues, levantar estas pseudonoticias?
Porque, cómo diría Alaska, la famosa cantante española de los 80, ¿a quién le importa?

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