viernes, 16 de marzo de 2007

Me pregunto

Ahí les va una neta: A los periodistas latinoamericanos nos encanta el rollo. Nos fascina que nuestra labor suene más elegante, complicada, elaborada y profunda de lo que es. Nos emociona salpicar de elevadas citas nuestro oficio, aludiendo a los grandes pensadores europeos y a los teóricos norteamericanos cada vez que tenemos la oportunidad de explicar nuestra profesión.
Pero, creo, nuestro trabajo es muy sencillo: es el oficio que hace preguntas y comunica respuestas.
Entonces me pregunto por qué en nuestros periódicos hay tantos reporteros que no reportean y tantos editores que no editan.
¿Será porque están ocupados leyendo a Foucault y repasando a McLuhan?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Exacto, y que conste que ninguno de esos pensadores tenía idea de cómo escribir un lede decente. Lo que falta es oficio, ir al punto, usar la ya probada fórmula de sujeto-verbo-predicado, usar verbos activos; pero sobre todo, decir qué pasó, no qué piensa el reportero -o el editor- que pasó.

A nueve de cada 10 notas "duras" en los periódicos latinoamericanos les sobra la mitad de las palabras, les falta la mitad de material relevante y, a pesar de ser notas duras, el reportero se dedica a buscarle las cuatro patas al gato, a crear interrogantes inexistentes, a dejar clara su posición o preferencia política. Dicen por ahí que estas malas costumbres las heredamos de los curas y los abogados, que por ser los primeros letrados también fueron los primeros periodistas. Pero siempre hay tiempo para recapacitar: el que tenga ínfulas intelectuales, que se las guarde a la hora de escribir para un diario (excepto los columnistas, por supuesto), o que corra el riesgo y publique su libro, a ver si así le va mejor y nos evita la parrafada, inútil y por lo general insulsa.

Anónimo dijo...

ése es el legado del barroco.