sábado, 30 de junio de 2007

Acuerdo WSJ

Este es el acuerdo tentativo de Dow Jones y Rupert Murdoch que busca garantizar la independencia editorial del diario si se completa la compra del magnate australiano. Incluye formar un comité de cinco miembros independientes que votarían cambios en los principales puestos, entre otras cosas.
El acuerdo entre el Times de Londres y Murdoch, firmado a principios de los 80, ha sido duramente criticado porque permitió que el nuevo dueño influyera en el trabajo periódistico. La familia Bancroft, poseedora de una mayoría de las acciones con voto de Dow Jones, quiere evitar que el fiasco del Times se repita.
Es cuestión de días para que este matrimonio se consolide, aunque yo no apostaría por ver a Murdoch alejado de las decisiones de la que será la nueva joya de su corona.

viernes, 29 de junio de 2007

YouTube / CNN

YouTube y CNN están promoviendo el primer debate digital delas elecciones de 2008, para el que el auditorio puede enviar preguntas en video, de las cuales CNN seleccionará las que les harán a los candiadatos demócratas primero y después a los republicanos.
Ya se pueden ver algunas preguntas, aunque para los debates YouTube ha desconectado la herramienta que permite saber cuál es el video más popular entre la audiencia.

martes, 26 de junio de 2007

Espacios


Como este es un blog de medios, usted, querido lector, podría llegar a pensar que la foto que he colocado aquí es alguna sofisticada empresa de medios. Pues no.
Este espacio tan luminoso y cómodo es el salón TEMPORAL para viajeros de Air France en el Aeropuerto Charles de Gaulle de París. Y hago énfasis en la palabra temporal porque no pude evitar pensar al entrar en este espacio de unos 120 metros de largo por 30 de ancho que si una aerolínea se puede dar el lujo de crear un espacio así para desmontarlo al poco tiempo – supongo que rescatarán los muebles, entre otras cosas – por qué carambas las empresas de medios no pueden dedicar un poquito de tiempo y dinero a crear espacios de trabajo dignos.
Y con dignos me refiero a espacios con luz, techos altos, muebles sencillos pero cómodos y ergonómicos, limpios, modernos. Y, como en el caso del salón de Air France, esto se puede hacer en edificaciones tipo bodegas, con buena filtración de aire y servicios básicos.
OK, reconozco que mi comparación está un poco jalada de los pelos. Son dos industrias diferentes -- medios y aerolíneas – pero mis 5 horas de estancia en este salón me pusieron a pensar.
Por supuesto – y es que no soy tan inocente – es también necesario hacer una importantísima inversión en infraestructura y redes. Pero si me preguntan a mí prefiero una bodega amplia, luminosa y techos altos que una oficina lúgubre, encerrada e impráctica, como lo son la mayoría de las redacciones que conozco, llenas de cubículos donde toneladas de papel (diarios, libros y revistas) inundan cada rincón.
Los modelos modernos llaman a las redacciones “paperless” donde no hay gavetas donde guardar cosas para evitar la acumulación antihigiénica e innecesaria de papel. Aun más avanzado es el modelo donde nadie posee escritorios, sino que los reporteros y editores se mueven de un extremo al otro de la oficina, ocupando espacios comunitarios con sus laptops, para trabajar. Los escritorios son de todos y para quien lo necesite. Este modelo promueve que los reporteros salgan a la calle, que es donde pertenecen (en el buen sentido).
El ejemplo positivo más sobado y comentado recientemente es el de la nueva redacción del Daily Telegraph en Londres. No la he visitado, pero la gente que lo ha hecho habla maravillas.

sábado, 23 de junio de 2007

Very late adopter

Con esta entrada me expongo a que el mundo entero sepa que yo soy lo que en el medio se llama un "late adopter". El early adopter es aquél que está a la vanguardia en teconología y que es el primero en usar y probar novedades como el iPod, Skype y YouTube. Alguien, pues, que probablemte ya tiene sus USD599 reservados para comprarse un iPhone el 29 de junio.
Yo soy todo lo contrario. Llego a las teconologías cuando ya son casi obsoletas. Me tardé mucho en entrar a conocer MySpace, uso poco el YouTube y nunca he usado TiVo o un DVR.
Así que en mi cumpleaños mi amada mujer me regaló mi primer iPod. Es un lindísimo chunche de 4 gigas en el que práctimacamente guardaré toda mi colección de música.
Pero hoy se me ocurrió que sería maravilloso poder bajar información directamente a un aparatito como este. Conectarlo a una red inalámbrica, bajar los 5 ó 10 diarios o websites a los que esté suscrito y poder hacer búsquedas por tema, hora, autor, medio, key words, y un largo etc. Porque me parece, y corríjanme si estoy mal, que una de las cosas que mejor hace el iPod es organizar los archivos de música digital. Y, digo yo, de igual forma que organiza la música podría organizar la información. Aun más, me encantaría hacer búsquedas de archivos de estos mismos medios de información guardados en mi iPod. Inclusive, al igual que los key words en Internet, podría hacer clic en ciertas palabras y buscar automáticamente todo lo que tengo guardado acerca del tema, incluso en libros, revistas y otros medios digitalizados en mi iPod.
Podemos llamarlo, amigo Steve Jobs, el iMedia. Seguramente yo estaré probándolo varios años después de que Apple lo lance, si no es que ya lo lanzó y aún no me he enterado (posiblemente es una de las cualidades del iPhone, no lo sé).

jueves, 21 de junio de 2007

Contexto, contexto, contexto

¿Qué tienen los periódicos mexicanos en contra de dar contexto en sus notas y explicarnos qué pasó?
Hay un término americano muy lindo que es el del "second day story", o noticia de seguimiento. Los second day stories son eso: el seguimiento que una medio le hace al breaking news. ¿Qué ha pasado con el asunto? ¿En qué va la cosa? ¿Cómo pinta el tema? En este mundo digital los second day stories no se refieren únicamente a las notas publicadas al día siguiente, sino las que se publican después de que se da a conocer algo.
Una regla de los second day stories es repetir la información original que suscitó el interés en el tema. O sea, que una nota sobre los sospechosos en la desaparición de Madeleine McCann tiene que decir que Madeleine es una niña británica de 4 años que desapareció el 3 de mayo de este año de un cuarto del hotel Algarve en Praia de Luz, Portugal cuando sus padres cenaban en el restaurante del resort y mientras sus hermanos dormían en la misma habitación. Así, dos líneas de contexto.
¿Por cuánto tiempo se debe de publicar el párrafo de contexto? Es difícil decirlo. A estas alturas no hay un solo británico vivo que no sepa quién es Madeleine McCann, así que actualmente -- a más de un mes del asunto -- los diarios de ese país se están saltando esa información. Pero encontré notas fechadas en junio que aún aportaban el párrafo.
Yo soy de la idea que ese párrafo nunca sobra.
Pero los diarios mexicanos -- como Reforma o El Universal -- parecen no estar de acuerdo conmigo.
Por ejemplo, esta nota de hoy sobre cómo los participantes del programa de TV Big Brother en Australia ofendieron el lábaro patrio mexicano. Resulta que durante un juego inspiardo en fiestas mexicanas los habitantes de la famosa casa lanzaron globos de agua contra la bandera tricolor. Antes habían sido sometidos a la picante comida azteca.
La egunda nota publicada hoy por El Universal a las 3.40 PM dice:
"Los hechos tuvieron lugar en el programa televisivo de Big Brother, donde los habitantes realizaron una fiesta mexicana que aparentemente sería una celebración-homenaje, pero pronto se convirtió en una parodia e insulto a la bandera mexicana."
Pero yo quiero saber qué pasó: ¿a qué se refieren con parodia e insulto? ¿La quemaron? ¿La pisaron?
Para ello, usted tiene que leer la nota de las 9.46 AM, que explica el contexto. Y en Reforma sucedió exactamente lo mismo con la primera y la segunda notas del asunto. La segunda no explicaba cuál había sido el insulto, dejando lugar a interpretaciones.
¿Por qué no explicar qué paso, en una o dos líneas? Siempre he pensado -- aunque no lo sé a ciencia cierta -- que los diarios mexicanos no dan contexto por miedo a repetir información. Pero, en un país con niveles de lectura ridículos, cuál es el problema con repetir información si en muchos casos será la primera y única vez que el lector lea sobre el asunto. Y con ese criterio hay que escribir, pensando que la persona no conoce o conoce poco del contexto y que quizá sea la única vez que lea sobre el tema. Mejor repetirse que dejar al lector a oscuras . Yo, por ejemplo, cuando en un medio mexicano no llego a un tema desde el primer momento me siento totalmente perdido, y me forzan a buscar en los archivos hasta encontrar la nota original para saber de qué están hablando.
El New York Times, por ejemplo, no duda en meter exactamente el mismo párrafo de contexto en muchas notas de seguimiento sobre un mismo tema. El peligro está en que si esa información se publicó errada en algún momento se perpetúa un error, pero ese peligro existe siempre, con cualquier cosa que se publique.
¿Recuerdan ustedes esa famosa fotografía que muestra a un manifestante palestino portando una gran foto de Yassir Arafat que tiene unos zapatos colgados que le dan justo en el rostro al líder palestino? Sin contexto es difícil saber que uno de los principales insultos en el mundo árabe es mostrarle la suela del zapato a otra persona. Así que los zapatos colgados frente a las narices de Arafat fue una forma de agredirlo. Sin esta simple información se pierde todo el significado de la foto.
Así que, señores y señoras, no le tengan miedo a repetir el contexto.

El sino de la publicidad

Los DVR, el RSS, los podcasts e, incluso, los blogs y otros acrónimos y contracciones tienen algo en común: le permiten al usuario salirse con la suya.
Me explico.
Desde el advenimiento – o más bien explosión – de Internet a fines de los 90 se ha hablado de los contenidos como una materia prima (commodity) que está disponible para todos, a la mano de quien guste hacerse de información. Basta con hacer una búsqueda rápida, o de conectarse a servicios de alarmas noticiosas, o de seleccionar servicios RSS (Real Simple Syndication) para recibir exactamente la información que uno quiere, sin importar su procedencia o el medio que la generó y, sobre todo, saltándose la fastidiosa publicidad.
También tecnologías como los DVR – TiVo – permiten guardar programas de TV al gusto del consumidor sin que importe la fuente y evitándonos la tortura de los anuncios. Se pueden grabar programas de cualquier canal, a cualquier hora y verlos en cualquier momento. Estas tecnologías están cuestionando modelos básicos de publicidad como el llamado prime time, en el que se cobraba una prima a los anunciantes por pasar sus anuncios en los horarios con más audiencia. Pero ahora que la audiencia puede acceder a estos programas – o commodities – a la hora y de la forma que quiera (en su iPod, en su PC, en su laptop) el modelo publicitario del prime time peligra.
Esa es aparentemente una de las principales promesas de estas tecnologías: evitarle al lector – usuario, consumidor -- el impositivo agravio de verse expuesto a comerciales.
Queremos diarios gratuitos, TV gratuita, Internet gratuito, y nada de publicidad. ¡A caray!
Pero, y este es uno de esos grandes peros, si el consumidor quiere seguir recibiendo contenidos de calidad – sean estos programas de TV como Los Sopranos, noticias de diarios como el NY Times o el WSJ o información de fuentes prestigiosas – tiene que hacer conciencia que hay de materias primas a materias primas. Porque muchas de estas supuestas materias primas han pasado de ser pescados y legumbres a exquisitos platillos que deleitan el paladar informativo.
Y eso cuesta.
Me quedé fascinado – pero poco sorprendido – cuándo leí que la mayoría de los blogs hacen links a fuentes confirmadas, fidedignas y prestigiosas. O sea, que incluso los blogs – libres, autónomos, rebeldes – recurren a las fuentes de calidad para referir a sus lectores a información interesante.
Pero hay un precio que pagar, llámese publicidad, suscripciones o cualquier otro modelo para que esas fuentes de información de calidad pueden seguir produciendo materiales valiosos. Y parte del pago – actualmente, no sé en el futuro – es hacer clic en los anuncios, pagar la suscripción o soplarse las campañas comerciales en TV.
También le toca a los departamentos de publicad – no siempre los departamentos más creativos dentro de los medios – diseñar estrategias interesantes que no provoquen el rechazo del usuario frente a los anuncios.
No sé si sea cierto que lo barato sale caro, pero producir cosas de calidad definitivamente sí. Y alguien tiene que pagar – o compartir – el costo.
Así que, lector querido, si acaba de disfrutar de este noble texto no se haga el loco y haga clic en los anuncios de Google en este blog.

jueves, 7 de junio de 2007

Desde Rusia con amor


Saludos desde Moscú. La confianza en el país parece volver después de la prolongada crisis económica que inició en 1998. La gente consume a manos llenas, sobre todo los jóvenes, muy conscientes de las marcas y la moda.


Los viejos iconos se han insertado a la economía de consumo. Esta es Octubre Rojo, compañía de chocolates.



En el corazón del Kremlin se encuentra la plaza de las catedrales. Para un occidental que aprendió sobre el ateismo comunista es impresionante ver tantas catedrales majestuosas en Moscú, incluida la colorida y famosa de San Basilo (detrás de mi cara en la foto de arriba). Los párrocos y monjas caminan como si nada por la calle.


Dinerito habla, y manda. Sólo en Dubai he visto más autos de lujo. Imperan los Mercedes y los modelos de lujo de Audi. Uno que otro Lamborgini, empresa que debe estar haciendo su agosto con el dinero del petróleo ruso y árabe. También muchos coches importados de segunda mano. Es curioso ver autos ingleses en calles diseñadas para conductores sentados del lado izquierdo. Nuestro chofer maneja un coche importado desde Florida. Pagó unos USD 15,000 por un Jetta con 15,000 millas.




Mickey y Minnie visitan un viejo amigo en el parque Vdnkj (Be-den-ja), fundado por los soviéticos para mostrar las virtudes de cada segemento de la industria dentro de suntuosos pabellones. También los había de las repúblicas soviéticas. Hoy albergan mercados de pulgas con productos de baja calidad.