miércoles, 4 de junio de 2008

Obama: here we go

Como periodista, me cuesta mucho entusiasmarme con un político. Hombre, no me tomen a mal, Barack Obama es un tío sumamente carismático. De hecho, es al único político que soporto escuchar además de Bill Clinton (otro encantador de serpientes). Y como dije ayer, su discurso durante la Convención Demócrata de 2004 fue apabullante, inspirador y emocionante.
Pero veámos. Barack Obama es un político. Y como tal nos toca cubrir su campaña como lo haríamos con cualquier otro. Un famosísimo sketch de Saturday Night Live, al que Hillary Clinton se refiere en este clip de YouTube, se mofaba de esa relación amorosa y condescendiente que existe de parte de la prensa hacia Obama.
Por supuesto existe el TERROR silencioso de que con una cobertura agresiva hacia Obama los medios le den una ventaja a McCain. NADIE quiere que los tiempos de Bush vuelvan y es evidente que McCain no es la solución a nada.
Pero tampoco se sirve a nadie con una cobertura facilona de un candidato que jamás se ha probado como gobernante o administrador.
De hecho, gracias a los ataques de Hillary Clinton -- que tanto enervaron a los aliados de Obama -- Obama es hoy mucho más fuerte y mejor político de lo que era hace meses. Los republicanos se hubieran devorado a Obama con el tema del pastor, pero ahora el candidato está mucho más fuerte gracias a que tuvo el tiempo suficiente (una ETERNIDAD) para deslindarse de su Iglesia. Lo mismo con temas como el Tratado de Libre Comercio, su presunto elitismo, su falta de patriotismo y otros asuntos que los republicanos usarán una y otra vez para debilitar su candidatura. Gracias a Clinton -- y a la larga campaña por la nominación demócrata -- Obama ha tentado las aguas y ha tenido tiempo suficiente de probarse en el terreno y de corregir lo que tiene que corregir. Yo, por otra parte, nunca pensé que la prolongada campaña o los ataques le afectara a los demócratas.
No olvidemos, tampoco, que hasta hace poco la postura de Obama frente a América Latina poco clara.
Ahora le toca aprender de sus errores, entre los cuales coloco en el primer lugar su impresionante lentitud para sacudirse los escándalos (en particular el tema del pastor, pero también la sospechosísima reunión que uno de sus colaboradores sostuvo con Canadá para asegurarles que no era cierto que pretendían cancelar el TLC -- Obama primero lo negó, y luego no tuvo más que aceptarlo y esperar que el asunto muriera solo. Los republicanos no permitirán que NINGUN asunto muera solo).
Porque, nos guste o no, Obama ni es un santo, ni es perfecto, ni es infalible. Ahora le toca al candidato demostrar que como habla, camina.

No hay comentarios.: